jueves, 11 de abril de 2013

miércoles, 10 de abril de 2013

La deslumbrante cueva hallada en Venezuela


Cueva cuarcita Auyantepuy
La cueva recién descubierta podría ser la más grande de su tipo.
"Es como si hace millones de años Dios hubiese tomado plastilinas de colores y las hubiese amasado en este lugar".
El espeleólogo venezolano Freddy Vergara no oculta su emoción ante la maravilla cromática que testificaron sus ojos en marzo, tras el descenso a las profundidades de una enorme cueva en el cerro Auyantepuy, en la Gran Sabana, en el sureste de Venezuela.
Cueva cuarcita Auyantepuy
No es un lugar cualquiera: se trata de una cueva de cuarcita -un tipo de formación rocosa de alto contenido de cuarzo- en las profundidades del tepuy, una estructura geológica en forma de meseta muy típica de la zona, a unos 1.500 metros por encima del nivel del mar.
Fue descubierta en marzo pasado -el equipo multidisciplinario conformado por venezolanos e italianos entró por primera vez el 13- y podría ser la más grande de su tipo en el mundo, aunque eso todavía está sujeto a comprobación.
No es la primera formación de este tipo que se descubre. Ya en la década de los años 70 fueron halladas otras similares en los tepuyes Autama o Sarisariñama.
La cueva se ubica en la cara este del Auyantepuy, mirando al valle de Kamarata y al valle de Kanavayén.
Fue el Correo del Caroní, un diario de Ciudad Guayana, en el estado Bolívar, el primer medio de comunicación que se hizo eco de la noticia.

Desde el aire

La expedición fue llevada a cabo por el equipo venezolano Theraphosa -al que pertenece Vergara- y el italiano La Venta luego de que una abertura fuese divisada por primera vez en 2011 por el piloto venezolano Raúl Arias, a bordo de un helicóptero.
"Fuimos a explorar, con la grata noticia de que era un monstruo lo que había allá abajo. Te quedas sin palabras de solo verlo."
Freddy Vergara - Espeleólogo del grupo Theraphosa
"Ya he detectado varias desde el aire", le explica Arias a BBC Mundo. "Cuando veo formaciones extrañas, aberturas o posibilidad de aberturas, doy vueltas en el aire para determinar bien de qué se trata. Aún quedan por explorar al menos seis cuevas que he divisado".
Arias es un capitán con más de 23.000 horas de vuelo en helicóptero. Trabaja con turistas, documentalistas, exploradores y hasta famosos. Le ha pilotado al actor Harrison Ford, quien alguna vez fue a Venezuela a conocer las maravillas naturales de esta parte del país.
Arias bajó a la cueva como invitado especial, unos 250 metros. Describe lo que vio como "un impresionante mundo de cascadas, de lagos, de guácharos y estalactitas de colores" que se ven sólo con luz artificial, pues de otra forma hay oscuridad total.
Dos años después se realizó la expedición. La profundidad es de unos 180 metros desde el lugar de ingreso hasta el punto más bajo del descenso. Fue un trayecto complicado: el primer tramo, unos 60 metros, se hizo por medio de cuerdas -rapel- entre grietas y precipicios. El resto lo hicieron a pie.
En total, la travesía duró 15 días. Participaron 14 personas, siete italianos y siete venezolanos.
"Fuimos a explorar, con la grata noticia de que era un monstruo lo que había allá abajo", le dice Vergara a BBC Mundo. "Te quedas sin palabras de sólo verlo".

Nombre indígena

La cueva fue llamada Imawarí Yeutá, nombre indígena que designa a una especie de duende y protector de la montaña en la mitología de la etnia pemón.
El espeleólogo explica que lograron topografiar un total de 15 kilómetros con 450 metros, aunque -según sus cálculos- la cueva podría tener unos 25 kilómetros en total. Hay salas que miden 130 metros de ancho por 200 metros de largo.
Cueva cuarcita Auyantepuy
En la sala bautizada Saúl Gutiérrez hallaron una especie de pájaro guácharo de comportamiento no conocido.
Ya se ha dicho que esta formación no es una cueva cualquiera, no sólo por sus dimensiones sino por su composición mineral.
La formación rocosa de los tepuyes es de piedra compacta, las más fuertes y antiguas de todo el planeta, explica Vergara.
Hasta hace unas décadas en la comunidad científica se pensaba que con este tipo de roca, la cuarcita (un tipo de sílice), no se formaban cuevas. Es muy dura, muy compacta y fuerte en su estructura, prácticamente cristales. No se erosiona tan fácilmente con el agua.
El espeleólogo establece una diferencia con las formaciones de carbonato de calcio, como las Cuevas del Guácharo (estado Monagas, en el oriente de Venezuela) u otras que fueron fondos marinos y cuya estructura es de carbonato de calcio, constituido por barro, arcilla, conchas marinas y calcio.
En estas formaciones las cuevas se produjeron por la erosión del agua y el viento, principalmente.
Sólo para dar una idea, Vergara dice que si la erosión de cien metros de carbonato de calcio toma cien años, el cuarzo se erosiona un metro en un siglo.

Origen bacteriológico

En el caso de Imawarí Yeutá, se trata de una cueva de origen bacteriológico.
"Se producen por la acción de bacterias extremófilas (que viven en condiciones extremas), que de cierta forma logran debilitar el núcleo de la cuarcita, lo arenizan y hacen que se erosionen y formen estas estructuras maravillosas, vivas".
Y lo de "viva" no es metafórico: todas estas bacterias son autotrofas, es decir, tienen la capacidad de alimentarse a sí mismas. Son seres vivos dentro de una cueva.
Dentro de sus cámaras, salones y galerías, entre colores azulados, rojos, amarillos, púrpuras -producto de la mineralización- evoluciona la vida por aislamiento. La diversidad natural que hay en los tepuyes (insectos, plantas, aves) sólo existe ahí.
Por ejemplo, en sala Saúl Gutiérrez -llamada así en homenaje a un biólogo venezolano que dedicó su vida a especies animales en peligro de extinción- los exploradores hallaron una especie de pájaros guácharos (en el suelo, que mostró un comportamiento no visto antes por la ciencia.
Vergara arriesga a decir que en estas formaciones podría estar la "génesis del planeta".


El material "milagroso" hecho a base de sol y agua


Malcom Brown y David Nobles
Malcom Brown (izq.) es un pionero en el campo de la nanocelulosa.

Es ocho veces más resistente que el acero inoxidable, transparente, ligero, conduce la electricidad y algunos aseguran que este material "maravilla", como lo llaman algunos, transformará la agricultura tal y como hoy la conocemos.

Hablamos de la nanocelulosa cristalina, un material que se obtiene a partir de la compresión de fibras vegetales o se cultiva usando microorganismos como las bacterias.




La nanocelulosa cristalina es considerada por algunos como una opción más ecológica y asequible que el publicitado grafeno, y sus aplicaciones incluyen la industria farmacéutica, cosmética, biocombustibles, plásticos y la electrónica.


Según estimaciones del gobierno estadounidense, en 2020 su producción moverá una industria de unos US$600.000 millones anuales.

Transformará la agricultura

Hasta hace poco una de las mayores preocupaciones de los adeptos a la nanocelulosa era cómo producirla en grandes cantidades y a un bajo costo, pero científicos creen que por fin han dado con la técnica para cultivar este material de forma abundante usando algas genéticamente modificadas.

El investigador Malcom Brown, profesor de biología de la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, y uno de los pioneros en el mundo en este campo de investigación, explicó recientemente durante el Primer Simposio internacional de Nanocelulosa, cómo funcionaría el nuevo proceso.
"Tendremos plantas para producir nanocelulosa abundantemente y de forma barata"
Malcom Brown, biólogo

Se trata de un alga de la familia de las mismas bacterias que se usan para producir vinagre, conocidas también como cianobacterias. Unos organismos, que para su desarrollo sólo necesitan luz solar y agua, y que tendrían la ventaja de absorber el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera, causante del efecto invernadero.

"Si podemos completar los últimos pasos, habremos completado una de las mayores transformaciones potenciales de la agricultura jamás llevadas a cabo", dijo Brown.

"Tendremos plantas para producir nanocelulosa abundantemente y de forma barata. Puede convertirse en un material para la producción sostenible de biocombustibles y muchos otros productos".

Nanocelulosa cristalina

cianobacteria
Se cree que el nuevo método tendría muchas aplicaciones en distintos campos de la ciencia.

La celulosa en sí es uno de los productos más abundantes del planeta, presente en muchos tipos de fibras vegetales. Pero en escala nano las propiedades de este material cambian por completo.

Como pasa con el grafito, material con el que se producen los nanotubos de grafeno (más resistentes que el diamante), en este caso la fibras nano de la celulosa pueden encadenarse en largas fibras, lo que se conoce como celulosa "nanocristalina".

El material resultante es tan resistente como el aluminio y puede usarse tanto para confeccionar chalecos de protección ultraligeros, como para pantallas de dispositivos electrónicos e incluso para cultivar órganos humanos.

Fábrica natural

Aunque actualmente ya existen plantas dedicadas a la producción de nanocelulosa cristalina, los elevados costos de producción todavía frenan el crecimiento de esta industria.

La producción de este material generalmente entraña la compresión de fibra vegetal, o el cultivo de grandes tanques de bacterias, que tienen que ser alimentadas con costosos nutrientes.

Pero ahora las investigaciones de Brown y su equipo, apuntan al uso de este alga azul-verdosa capaz de generar nanocelulosa naturalmente aunque en pequeñas cantidades. Por ello, el equipo plantea modificarla artificialmente, introduciendo genes de la bacteria Acetobacter xylinum usada para producir vinagre.

De este modo, el alga podría producir el material en grandes cantidades y sin necesidad de aportar nutriente alguno, más allá de suministrarle agua y exponerla a la luz del sol.

Hasta el momento, observó Brown, el equipo de investigación ha logrado que este alga cree una larga cadena de nanocelulosa, pero ahora trabajan para que el organismo sea capaz de producirla directamente en su estado cristalino, cuando es más estable y fuerte.

BBC Mundo 

Té de Compost en EcoBAtey


sábado, 6 de abril de 2013

viernes, 8 de marzo de 2013

Estar sentado mata

¿Qué cree usted que causa más muertes en nuestra sociedad? Más que el tabaco, la contaminación, la delincuencia, los suicidios y los accidentes de tráfico…

¡Estar sentado!

Ya sea frente a la pantalla del ordenador, de la televisión, ante el plato, en el coche o en el sofá, su cuerpo sufre ... y su esperanza de vida disminuye. Y el fenómeno se está convirtiendo en una epidemia con la generalización de los ordenadores en el trabajo.

La introducción de la informática en nuestras oficinas, nuestros hogares, los lugares públicos e incluso en los medios de transporte, ha supuesto aumentos de la productividad fabulosos. Sin embargo, ahora nos damos cuenta de que estos beneficios corren el riesgo de ser anulados o incluso superados por la catástrofe de salud pública a gran escala que resulta de nuestra nueva forma de "trabajar": sentados en una silla durante ocho horas al día, o incluso más.

Enfermedades del corazón, diabetes, obesidad e incluso cáncer, los efectos perjudiciales sobre nuestra salud que trae consigo pasarse el día sentado están superando las peores expectativas de los médicos.

Incluso el sector sanitario también está siendo arrasado por esta epidemia. Si bien los médicos y las enfermeras tienen por lo general su dosis diaria de caminar, cientos de miles de secretarias y personal de la administración médica están todo el día sentados. Y las consecuencias, como verá, son aterradoras.

La peor amenaza para el hombre moderno

Recolectando bayas salvajes, trabajando en los campos, cazando u ocupándose de las tareas domésticas… en otros tiempos, la mayor parte de nuestras vidas transcurría de pie. Pero con la llegada de la máquina de escribir, la televisión y, finalmente, del ordenador, hoy pasamos más tiempo sentados que nunca antes en la historia de la humanidad: 9,3 horas al día, es decir, más que en nuestra cama (7,22 horas diarias). Y una gran parte de ese tiempo que estamos sentados lo pasamos delante de la televisión: algo más de cuatro horas al día de media en 2012. (1) (2)

Nuestros cuerpos no fueron “diseñados” para esto. Y sus dramáticas consecuencias empiezan a manifestarse.

Riesgo de muerte: + 40%

Si usted pasa más de 6 horas al día sentado, su riesgo de morir en los próximos 15 años es un 40% mayor que el de alguien que se sienta menos de 3 horas al día. Y esto es así independientemente de que usted haga o no deporte.

En nuestra sociedad, aparte de dormir, una persona pasa por término medio 9,3 horas sentada, tumbada o medio tumbada, casi 7 horas realizando actividades físicas de baja intensidad, de pie o caminando, y algo más de media hora realizando una actividad física de fuerte intensidad (corriendo, haciendo deporte).

La primera consecuencia para nuestra salud es, obviamente, la obesidad: entre 1980 y 2000, el tiempo que dedicamos a hacer deporte no ha variado, sigue siendo el mismo; sin embargo, el tiempo que pasamos sentados ha aumentado en un 8%. En cuanto a la tasa de obesidad, se ha duplicado.

Se explica por el hecho de que estar sentado no supone prácticamente ningún consumo energético. Fíjese en el consumo que suponen las siguientes actividades en comparación con estar simplemente sentado:

Usted consume un 10% más calorías simplemente estando de pié.
Usted consume un 15% más calorías al masticar chicle.
Usted consume un 150% más calorías al caminar.
Usted consume un 220% más calorías al subir escaleras.
Pero los efectos negativos sobre su salud de estar sentado no sólo se manifiestan a largo plazo. Su cuerpo comienza a desestructurarse tan pronto como se sienta.

Cómo le destruye el estar sentado

Tan pronto como usted se sienta:

La actividad eléctrica en las piernas se detiene.
Su consumo de energía baja a 1 caloría por minuto.
Las enzimas que ayudan a descomponer las moléculas de grasa disminuyen un 90%.
Después de dos horas:

Su nivel de colesterol HDL, lo que muchos médicos llaman “colesterol bueno”, disminuye en un 20%.
Después de 24 horas de total sedentarismo:

La eficacia de la insulina disminuye en un 24% y aumenta el riesgo de diabetes.
En las personas que hacen trabajo de oficina o cualquier otro que implique estar sentado, el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular se multiplica por dos.

Cómo salir de su silla vivo

Para la mayoría de nosotros, estar en una mesa delante de un ordenador 8 horas al día es inevitable.

Y los 30 minutos de ejercicio diario recomendado no compensan las ocho horas sentado. Por lo tanto, en el trabajo tendrá que poner en marcha pequeños gestos como los siguientes:

Si tiene un teléfono fijo inalámbrico, o cuando hable por el móvil, aproveche para caminar por la oficina.
Siempre utilice las escaleras en vez del ascensor.
Si tiene una reunión con otra persona en la que no va a ser imprescindible tomar notas, ¿por qué no proponer a su colega pasear mientras hablan? Además de los beneficios para su salud, caminar permite hablar estando lado a lado en lugar de frente a frente, lo que facilita la comunicación. Se crean lazos de confianza, se favorece la sinceridad, la reflexión y la claridad al exponer, al estar el cerebro mejor oxigenado.
Si va a comer fuera de la oficina, aproveche para ir dando un paseo. Si escoge un lugar que está algo más alejando, el paseo será más largo.
No se limite a estirar el brazo o arrastrar la silla para alcanzar algo que está un poco alejado. ¡Levántese y ande!
Por muy concentrado que esté realizando un trabajo, oblíguese a levantarse cada hora y media.
Aprenda a realizar sencillos ejercicios que pueden hacerse incluso en la misma silla (de movilidad, flexibilidad y respiración), que añadirán algo de movimiento a su jornada de trabajo. Incluso hágase con una pelota antiestrés para mover las manos de vez en cuando.
Si va al trabajo en transporte público y hace buen día, bájese una parada antes del autobús o del metro y vaya andando el resto hasta su destino. Y si va en coche, aparque un poco lejos de su oficina.
Opte por acercarse hasta la mesa de su compañero y hablar en persona en lugar de tantos e-mails.
Plantéese organizar con los compañeros de trabajo alguna actividad deportiva común. Además de hacer ejercicio, servirá para estrechar lazos entre colegas y hacer equipo.
Y por encima de todo… ¡apague esa tele!

Las personas que pasan tres horas o más al día mirando la televisión tienen un 64% más de riesgo de morir por un problema cardíaco.

Y atención a esta terrible noticia: entre las personas que ven la televisión tres horas al día o más, el nivel de sobrepeso y obesidad es exactamente el mismo, tanto si hacen deporte como si no lo hacen.

Así que ya sabe: levántese del sofá. Cada hora adicional que pasa viendo la televisión aumenta el riesgo de muerte en un 11%.