miércoles, 9 de noviembre de 2011

MIEDO Vs CRISIS.

From: Jorge E. Morales H.

EL MIEDO COMO DESENCADENANTE 
DE LA CRISIS. 

INTRODUCCION:

Estamos viviendo en un mundo donde la interdependencia de todo el mundo y de todas las cosas llega a ser más y más aparente. Aunque ningún hombre o mujer es visible desde la luna, todos sabemos demasiado bien la capacidad que tiene el hombre para destruir este planeta. Los modernos medios de comunicación nos permiten darnos cuenta de los desastres en el instante mismo en que ocurren. Sabemos que lo que hacemos en un lado del mundo puede afectar al clima y la vida de las personas en el lado opuesto. 

El calentamiento global, los peligros inherentes a la destrucción de la selva virgen, y nuestra necesidad de conservación y reciclado son ampliamente aceptadas. Esta globalización nos ha conducido a temer la pérdida de identidad. Las sociedades individuales, culturas, razas y creencias luchan para salvaguardar su independencia y supremacía, lo que nos lleva a incrementar la confrontación y la violencia. 

Justo ahora cuando la variedad de formas de vida en la naturaleza del mundo parece ser una necesidad para la supervivencia de todos, debemos darnos cuenta de que todas las personas y las distintas razas humanas son también necesarias. También necesitamos darnos cuenta de que somos nosotros mismos los responsables de la violencia y de las crisis que azotan al mundo actual. Además de la pérdida de identidad, también tememos perder nuestras posesiones materiales. Vivimos en una sociedad inmensamente rica, que ya no está interesada en la gloria o el deber, solo en el ansia de retener su riqueza y sus lujos. Es un periodo defensivo, el dinero viene a suplir el coraje o la aventura. Los líderes políticos y empresariales tienen miedo a perder el poder, su prestigio, su riqueza, etc… y entonces sus acciones van encaminadas a defender su individualidad, por encima del bien del país o de su empresa. ¿Nos damos cuenta de la facilidad con la qué achacamos estos defectos a los personajes públicos? ¿Pero qué pasa con cada uno de nosotros? ¿Cuál es nuestra actitud personal? ¿No es exactamente la misma, dentro de nuestro ámbito de actuación? Así pues, vemos que el miedo es un factor dominante en la sociedad actual:

Miedo a la pérdida de identidad, miedo a la pérdida de las posesiones materiales, miedo a ver dañada nuestra imagen, etc... Citando a Sir John Bagot Glubb en su libro "La vida de los imperios": "En la primera forma en que el dinero daña a la nación es en la moral. El dinero reemplaza el sentido del honor y la aventura. Los hombres no procuran hacer dinero para su país o su comunidad, sino para sí mismos. Gradualmente y casi imperceptiblemente la edad de la afluencia silencia la voz del deber. El objetivo de los jóvenes y de los ambiciosos no es obtener fama, honor y servicio, sino dinero.

La educación decae igualmente. Las antiguas escuelas que tenían por meta enseñar coraje, deseos de servir a su país, etc, desaparecen. Padres y estudiantes solo buscan una educación cualificada que les permita ganar mucho dinero. Los estudiantes ya no van al colegio para adquirir virtudes, sino para obtener cualificaciones que les permitan llegar a ser ricos. Esto mismo ha sucedido y sucede en el mundo occidental de nuestros días." Nuestro objetivo no es realizar un análisis desde el punto de vista de la ciencia económica, sino desde la perspectiva filosófica y humana. Vamos a desarrollar a continuación las siguientes ideas: 

1. El origen del problema económico. 

2. El desencadenante de la crisis. 

3. Posibles respuestas. 


EL ORIGEN DEL PROBLEMA ECONÓNICO 

Escuchemos de nuevo unos párrafos de "La vida de los imperios":

"Cuando el estado del bienestar se introdujo por primera vez en Inglaterra, fue presentado como un paso más en el desarrollo de la historia de la humanidad. La historia sin embargo parece sugerir, que la edad del declive de una gran nación es con frecuencia un periodo que muestra una tendencia a la filantropía y a la simpatía por otras razas. Esta fase puede no ser contradictoria con los sentimientos descritos de que la raza dominante tiene el alto papel de regir el mundo. Tanto como se retiene el status de líder, las personas del imperio son amables y generosas, incluso si es necesario condescendientes.

Los derechos de ciudadanía son generalmente otorgados a todas las razas, incluso a aquellas que formalmente están subyugadas, y se proclama la igualdad de los hombres. El imperio romano pasó por estas fases, cuando la ciudadanía se abrió a todas las personas del imperio, e incluso gente de provincias remotas tuvieron la oportunidad de ser senadores y emperadores. 

El imperio árabe de Bagdad, fue igual de generoso e incluso más. Durante la edad de los conquistadores, los árabes de pura raza habían constituido la clase dirigente, pero en el siglo IX el imperio era completamente cosmopolita.

La asistencia a los jóvenes y los pobres era igualmente generosa. Los estudiantes universitarios recibían del gobierno grandes sumas de dinero para que pudieran acceder a las más altas cualificaciones de estudios. El estado ofrecía sanidad gratuita para los pobres. El primer hospital público fue abierto en Bagdad durante el reinado de Harun-al-Raschid (786-809) y bajo el reinado de su hijo Mamun, los hospitales públicos se multiplicaron por todo el imperio." Pero esta situación de bienestar material, en la que todo parece estar disponible sin esfuerzo aparente, por un lado relaja valores tales como la disciplina, el trabajo, la dedicación, la atención, y por otra parte muchas personas llegan a pensar que la abundancia es su derecho natural y que se deben satisfacer sus deseos sin contribución alguna por su parte.

Volviendo de nuevo a "El destino de los imperios": "Pero el espíritu de dedicación es lentamente erosionado en la edad del comercio, por la acción del dinero. Las personas hacen dinero para sí mismos, no para su país. Así los periodos de afluencia gradualmente disuelven el espíritu de servicio, que fue la causa del crecimiento del imperio. El egoísmo penetra en la comunidad y la debilita hasta llegar a la desintegración. Entonces llega el periodo del pesimismo, acompañado de la frivolidad y la permisividad sensual. Pero mientras la desesperación se apodera de la mayoría de la nación, otros logran una nueva realización a través de la buena voluntad y el espíritu de sacrificio, convencidos de que solo esto permite a una nación sobrevivir. 

Algunos de los santos más grandes de la historia, vivieron en tiempos de decadencia para su nación, enarbolando la bandera del deber y el servicio contra la avalancha de depravación y desesperación. De este modo, a la altura del vicio y la frivolidad las semillas del renacimiento se empiezan a plantar. Después, quizás, tras una serie de generaciones (o incluso siglos) de sufrimiento, la necesitada nación ha purgado al fin su egoísmo y su amor al dinero, la religión recobra su influjo y una nueva era aparece." ¿Reconocemos esta descripción? ¿Es aplicable a la sociedad actual? Como es de sobra conocido a través de los medios de comunicación, el origen de la crisis actual estuvo en un problema financiero. El sueldo de los directivos de las entidades financieras es directamente proporcional a los beneficios obtenidos por su entidad en el año en curso más la posibilidad de beneficios para los próximos años, que se mide en función de los productos que se han colocado en el mercado, por ejemplo, créditos para la compra de vivienda.

De este modo, el objetivo de los directivos y empleados de las entidades financieras se focalizó en vender estos créditos en grandes cantidades, sin consideración al posible riesgo, pues este no influye en su bonus. Se vendieron hipotecas a muchas personas que en realidad no estaban en condiciones de pagar más que las primeras mensualidades. A su vez, grandes cantidades de estas hipotecas se empaquetan en productos financieros que se venden en bolsa, con nombres tales como "fondo de inversión cualificado de alta rentabilidad", sin especificar que también es de "alto riesgo". Cuando los impagados empiezan a producirse, el valor de estos fondos cae en bolsa y las entidades que los emitieron se ven incapaces de hacer frente a sus responsabilidades. El resto ya lo conocemos:

Para evitar la quiebra del sistema financiero, los estados acuden al rescate de las entidades irresponsables que no midieron su riesgo. Pero esto provoca déficit en las cuentas de los estados y entidades financieras del mismo tipo que las que provocaron el problema temen que los estados no puedan pagar sus deudas y suben las primas de riesgo y los intereses de los bonos del tesoro de los países. Esto hace que los estados tengan que ahorrar y por lo tanto suprimir muchas de las partidas que sostiene el estado del bienestar. Si nos damos cuenta, el origen del problema financiero estuvo en la avaricia de quienes pusieron por delante sus intereses personales (sueldos altos complementados por bonus aún más altos, inversiones locas sin medir el riesgo con la vista puesta solo en el lucro inmediato). Pero en ese momento, aún no había una crisis, se trataba tan solo de problemas muy concretos que afectaban solo al sector financiero. ¿Cómo es posible que un problema técnico que se soluciona con medidas eficaces, aparentemente haya conducido a una profunda crisis económica a nivel mundial? 

EL DESENCADENANTE DE LA CRISIS 

Habitualmente tendemos a verlo todo como parejas de realidades separadas y opuestas: Cada uno de nosotros es diferente del resto de nuestra familia y en numerosas ocasiones nuestros intereses son opuestos a los de ellos; nuestra familia es distinta de las demás familias y frecuentemente opuesta a otras familias; lo mismo ocurre con nuestro pueblo o ciudad, que se opone a los demás; esta idea llevada al nivel de las naciones, las razas, las religiones, ha llevado a lo largo de la historia a numerosas guerras y enfrentamientos. En definitiva, la idea básica que subyace detrás de todas estas diferentes categorías de pares de opuestos es la siguiente: "El resto del mundo es diferente y opuesto a mí mismo".

Esta visión dual de la realidad hace que el miedo se desencadene, pues si lo que nos rodea está separado y es opuesto a nosotros mismos, tememos que nos dañe. Por esta razón el ser humano se repliega sobre sí mismo, su único punto de interés es su propio bienestar, dejando aparte cualquier consideración hacia un bien mayor, que abarque a toda la sociedad. Hemos visto como el egoísmo y la avaricia de los líderes políticos y económicos ha conducido la economía mundial a una situación de crisis, por su falta de visión global.

Pero, ¿qué ocurre con nuestra actitud individual? Si seguimos los mismos patrones, con una visión dual en la que todo aquello que se nos presenta pensamos que es nuestro enemigo, reaccionaremos con miedo, para defender nuestra posición personal, dejando de lado el bien mayor. Hay un cuento hindú que ilustra esto. Un rey invitó a un gran banquete a los distintos estamentos de su reino, a los nobles en una sala, a los comerciantes en otra y a los sabios en otra. Una vez en sus respectivos comedores, se les comunicó que la etiqueta de palacio requería que fueran vestidos con unas extravagantes chaquetas de bambú, que les impedían doblar los codos. Una vez con las chaquetas puestas, todos ellos comprobaron que no podían llevarse la comida a la boca. 

Los nobles, humillados y enfurecidos, abandonaron el banquete. Los comerciantes intentaron abalanzarse de boca sobre las viandas, pero la rigidez de las mangas les impedía acercarse a la mesa, por lo que también se quedaron sin comer. Los sabios, en cambio, comprobaron que si bien las mangas rígidas les impedían alimentarse a sí mismos, no eran impedimento para alimentar a quien se sentaba enfrente. De este modo pudieron disfrutar del banquete gracias a su generosidad y su ingenio.

Los problemas sufridos por el sector financiero hace dos años, quizá hubiesen podido solucionarse con generosidad e ingenio, pero en su lugar, todos, desde los gobiernos a los individuos, hemos reaccionado con egoísmo y miedo, nos hemos puesto a la defensiva, hemos tratado de salvaguardar nuestros interese privados, y es esto lo que realmente ha profundizado la crisis. Pensemos en un planteamiento diferente. La alternativa a la visión dual del mundo, que como hemos visto produce miedo y enfrentamiento, es considerar aquello que une a los aparentes pares de opuestos, en vez de lo que separa. Por ejemplo, hombre y mujer tienen en común que ambos son seres humanos, nacionales y extranjeros tienen en común que todos buscan la felicidad, etc… Ampliar nuestro campo de visión a lo que une nos da la oportunidad de contemplar un panorama más grande, en el que no queda excluido nuestro bien individual, sino unido al bien de los demás. Así, como los sabios del cuento hindú, las necesidades individuales quedan perfectamente satisfechas dentro del conjunto. No nos engañemos a nosotros mismos, echando la culpa a los responsables políticos y empresariales. 

La solución a la crisis solo es posible si cada uno de nosotros se pone manos a la obra. Recurriendo de nuevo a una cita de "El destino de los imperios": "Nuestro deber es por lo tanto inaugurar movimientos para revertir este proceso, cumplir nuestros deberes escrupulosamente tanto dentro como fuera de nuestras familias, trabajar tan duramente como nos sea posible y llevar a nuestros subordinados con nosotros a través de la camaradería y las relaciones personales, elevar cada oportunidad para hablar y escribir a favor del auto-sacrificio, el servicio desinteresado y la generosidad. Esto es por encima de todo vivificar nuestro espíritu, con el cual transformaremos nuestra situación y garantizaremos nuestro futuro. Estamos obsesionados por la idea envidiosa de ¿por qué debería ser yo. Necesitamos líderes que nos inspiren con el espíritu de servicio desinteresado. Pero si nuestros líderes son incapaces de darnos tal ejemplo, debemos hacerlo por nosotros mismos.

POSIBLES RESPUESTAS.

Vamos a realizar un experimento. En primer lugar, sentaos cómodamente, con la columna vertebral y la cabeza rectas y erguidas, pero asegurándoos de que no hay tensiones. Manteniendo la quietud, sentid la presión de los pies en el suelo, el peso del cuerpo en el asiento, la posición de los brazos y los hombros. Ahora, sin dejar de sentir el cuerpo quieto, sed conscientes del roce de la ropa en la piel, del juego del aire en la cara y las manos. 

A continuación escuchad todos los sonidos, desde los más próximos a los más lejanos. Tan solo dejad que lleguen y acogedlos por igual, sin clasificarlos, sin rechazarlos. Disfrutad con el sentido del oído. Dejad que lleguen a vuestros ojos todas las imágenes, considerando tan solo el juego de la luz, de los colores y las sombras. No os detengáis en ninguna imagen en especial, tan solo disfrutad de las formas y los colores. Oled, gustad, dejad que todos los sentidos funcionen plenamente aquí y ahora. Sed conscientes de vosotros mismos y de todo lo que os rodea en el momento presente. Disfrutad de lo que sucede en este momento, sin preocupaciones por el pasado o el futuro. ¿Qué hemos experimentado durante este ejercicio de atención? ¿Hay algo que queráis compartir con los demás? Este sencillo ejercicio nos muestra un par de cosas importantes. En primer lugar, la forma poco precisa en la que habitualmente usamos los sentidos, con fugaces destellos de atención suficientes para no chocarnos con las farolas mientras andamos, intercalados de largos espacios de tiempo en los que no prestamos atención a lo que nos rodea, sino solo a nuestros pensamientos, opiniones, manías, etc… 

Por otra parte, también nos muestra que el momento presente es lo único real. El pasado ya desapareció y no podemos cambiarlo, el futuro aún no ha llegado, es incierto y no podemos actuar sobre él por mucho que planifiquemos, porque cualquier imprevisto dará al traste con nuestros cuidadosos planes. Es en el momento presente cuando tenemos la oportunidad de decidir y de actuar. Cómo de apropiada sea nuestra actuación, dependerá de la atención que en ese momento estemos dando a lo que realmente ocurre a nuestro alrededor y no a nuestras imaginaciones acerca de lo que debería estar ocurriendo. Otro aspecto que se muestra en un experimento como este, es que el miedo desaparece. En general, el miedo se relaciona con experiencias del pasado que no queremos que se repitan y con temor a un futuro desconocido que podría traernos experiencias desagradables o pérdidas. 

En el momento presente, lo que más puede aproximarse al miedo es solo ese sano sentimiento instintivo que prepara nuestro organismo para defenderse con eficacia de una agresión cierta y presente, no hay lugar para el miedo irracional que es lo que nos atenaza. Citando la revista "Día a Día": "Mientras el miedo ondee en la mente humana esta deberá esconderse de sí misma viendo como enemigos a sus congéneres. 

El miedo al futuro no es más que la expresión de la duda sobre la razón de ser de sí mismo. Adentrarse en sí mismo y reconocer otra forma de realidad muestra de forma práctica e implícita una nueva moral. Navegar por los océanos de la No-dualidad provee una certeza hacia la existencia de Ser que no fluctúa ni ante el instante mismo de enfrentarse a la muerte." En el mundo occidental tenemos puesta la vista en la adquisición de bienes materiales, intelectuales, sociales, etc… por lo que siempre enfocamos nuestra atención a lo que podemos obtener, raramente a lo que podemos aportar. 

De este modo nuestro foco de atención está siempre fuera y esto nos hace perder la perspectiva de nosotros mismos y de lo que realmente somos. Nos quejamos de lo mal que se portan con nosotros, pero no reparamos en cómo nos portamos nosotros con los demás. 

Citando de nuevo "El destino de los imperios": "En todos los problemas, no es la inteligencia de la planificación lo que puede asegurar el éxito, sino el espíritu de las personas involucradas. El amor siempre encuentra un camino. Se nos ha dicho que el amor es paciente y benevolente, no es celoso ni arrogante ni egoísta, y no se le provoca fácilmente."

Citando ahora a Maureen Allan, en el prólogo del libro "Who am I?": "Muchas personas están clamando pidiendo ayuda para entender como el llamado amor de Dios o el Creador puede permitir toda la violencia que se manifiesta en el mundo de hoy. Ellos están llenos de dudas y perdidos para ver donde descansa la respuesta y como pueden ayudar. 

Probablemente la respuesta descansa en alguna de las más antiguas escrituras y filosofía del mundo, pero aunque la verdad está presente en todas las grandes tradiciones, no está asequible en términos entendibles prácticamente para la mayoría de las personas ordinarias. Una profunda y práctica respuesta surgió como resultado del encuentro entre un insigne doctor inglés y un hombre de gran sabiduría, el entonces Shankaracharya del Norte de la India, Shantanand Saraswati. Este sabio no predicó o enseñó al doctor en el sentido usual del mundo, él simplemente respondió a las preguntas formuladas por el doctor y por aquellos que le visitaban en nombre del doctor. Yo tuve el gran privilegio de asistir a la mayoría de las audiencias y transcribir todos los diálogos, y de hacer las visitas en nombre del doctor cuando él no pudo volver más. 

Una gran parte de las cuestiones y respuestas tuvieron que ver con la forma de nuestra mente, que en sanscrito se conoce como el ‘Antahkaranan’, término que podríamos traducir como ‘vehículo interno’, o como más de una vez fue traducido por el Shankaracharya mismo ‘EL ALMA’. Esto fue toda una revelación, -nosotros que le damos apelativos como "pobre alma", "alma miserable", "vieja alma", etc., aunque no paramos de preguntarnos a nosotros mismos que significa realmente la palabra ‘alma’- en la terminología usada en las religiones no parece que se la relacione con la vida diaria, y para mí era algo que relacionaba con el fin de mi vida, no algo relacionado con el camino que vive cada uno diariamente, esto me ayudó a comprender la aparente contradicción y la confusión que surgía cuando trataba de encontrar respuestas a mis más profundas cuestiones. Por tanto, cuando empecé a darme cuenta de que estas maravillosas respuestas eran prácticas, fue la primera vez que el alma llegó a ser algo comprensible, ahora siento que deberíamos hacer uso del permiso de Su Santidad Shantananda Saraswati, y con coraje compartir esto con otros. Las respuestas de Shantananda Saraswati abren el camino para todos, cualquiera que sea su raza o creencia, para entender la fuente de toda la violencia y los desastres provocados por los hombres en el mundo, y poder iniciar el camino hacia la curación y la unidad. 

Cuando uno se ha dado cuenta de la unidad básica de la humanidad, yo encuentro que esto me da una nueva valoración y apreciación de la tradición en la que he crecido. Pero el verdadero cambio ha sido encontrar que uno puede estar arraigado en sus propias creencias y compartir mucho de ellas con otras personas que tienen otra fe y otra religión, pues la experiencia de unidad es siempre la misma. Yo he tenido el privilegio de compartir con musulmanes y budistas, las maravillosas respuestas, que forman la base de este pequeño libro, dadas por Shantananda Saraswati, Shankaracharya del Norte de India. 

Desde el punto de vista de Advaita (no dualismo) o monismo el Ser real es la Divina Realidad, él mismo no diferente de la cabeza de los dioses. 

El propósito de la vida espiritual es purificar, unificar y transformar el instrumento, que es la mente, para que el Ser pueda ser realizado en sí mismo, puro e infinito." Esta cita de Maureen Allan nos muestra el camino para utilizar la mente, que es un instrumento maravilloso para actuar desde lo que realmente somos, poniendo nuestra capacidad al servicio de los que nos rodean, en lugar de dejar que el poder de la mente fuera de control nos domine en forma de miedo, avaricia, egoísmo, etc.

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