martes, 15 de mayo de 2012

Manifiesto sobre el Espíritu de la Conciencia Planetaria


Vivimos una encrucijada. Una nueva forma de pensar se ha vuelto la condición necesaria para vivir y actuar con responsabilidad. Evolucionar hacia ella significa procurar la creatividad en toda la gente, en todo el mundo.
Es por ello que el músico, investigador de sistemas y pensador humanista, Ervin László, presidente y fundador del Club de Budapest convocó a numerosos artistas, escritores y líderes espirituales del mundo a redactar conjuntamente un manifiesto que plantee los principales desafíos que la humanidad deberá enfrentar en los años venideros. Aunque el manifiesto fue firmado en 1996 no pierde ninguna vigencia. Si presentación fue encabezada por el entonces presidente de Hungría Árpád Göncz y alcalde de Budapest. A continuación y con el fin de viralizar el hermoso mensaje que contiene les dejo la traducción de su texto

Preámbulo

Los Nuevos Requisitos Del Pensamiento y la Acción

  • 1. En los años finales del siglo 20 hemos llegado a una coyuntura decisiva en nuestra historia. Nos encontramos en el umbral de una nueva etapa de evolución social, espiritual y cultural tan diferente de aquellas de décadas más tempraneras del presente siglo, como lo fueron la vida de las praderas de aquella de las cavernas, y la de las aldeas de aquella de las tribus nómadas. Evolucionamos alejándonos de las sociedades industriales nacionales creadas en el amanecer de la primera revolución industrial, rumbo hacia un sistema económico y cultural interconectado e informacional que envuelve el globo. El curso de esta evolución no es suave: está lleno de choques y sorpresas. Este siglo ha atestiguado varias e importantes ondas de choque, y otras pueden venir pronto a nuestro encuentro. La manera en que enfrentemos los actuales y futuros choques decidirá nuestro futuro, y el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos.
  •  2. El desafío que enfrentamos ahora es el desafío de elegir nuestro destino. Nuestra generación, de entre todas las miles de generaciones antes de nosotros, está llamada a decidir la suerte de la vida en este planeta. Los procesos que hemos iniciado dentro de nuestra generación, y las generaciones de nuestros padres y nuestros abuelos, no pueden continuar en las generaciones de nuestros hijos y nuestros nietos. Lo que hagamos, o creará el marco para alcanzar una sociedad global, pacífica y cooperadora y continuar así la grandiosa aventura de la vida, el espíritu y la conciencia sobre la tierra, o pondrá el escenario para el término de la actuación de la humanidad en este planeta.
  • 3. Las pautas para la acción en el mundo de hoy no son prometedoras, Millones de personas no tienen trabajo; millones son explotadas por bajos salarios; millones son empujadas al desamparo y la pobreza. La brecha entre naciones ricas y pobres, y entre personas ricas y pobres dentro de las naciones, es grande y creciente. Aun cuando la comunidad mundial está aliviada del espectro de la confrontación de superpoderes y se encuentra amenazada por el colapso ecológico, los gobiernos del mundo todavía gastan billones de dólares al año en armas y ejércitos y sólo una pequeña fracción de esa suma en mantener un medio ambiente vivible.
  • 4. El problema de la militarización, del desarrollo, de la ecología, de la población y los muchos problemas de energía y materias primas no serán superados meramente reduciendo el número de cabezas nucleares ya inutilizadas, ni firmando tratados políticamente suavizados sobre comercio mundial, recalentamiento global, diversidad biológica y desarrollo sustentable. Hoy día se requiere algo más que acción fragmentaría y resolución cortoplacista de problemas. Necesitamos percibir los problemas en su compleja totalidad, y captarlos no sólo con nuestra razón e intelecto, sino que con todas las facultades de nuestra intuición y empatía. Más allá de los poderes de la mente racional, las notables facultades del espíritu humano abarcan el poder del amor, de la compasión y de la solidaridad. No debemos dejar de acudir a sus notables poderes cuando enfrentamos la tarea de iniciar enfoques abarcadores y multifacéticos que por sí solos pueden permitirnos alcanzar la próxima etapa en la evolución de nuestras sofisticadas pero inestables y vulnerables comunidades socio-tecnológicas.
  • 5. Si mantenemos valores y creencias obsoletas, una conciencia fragmentada y un espíritu centrado en sí mismo, mantenemos también metas y comportamientos anticuados. Y comportamiento así, en un gran número de personas, bloquearían la transición completa hacia una sociedad global interdependiente a la vez que pacífica y cooperadora. Ahora hay una obligación moral y práctica para cada uno de nosotros de mirar más allá de la superficie de los eventos, más allá de los complots y las polémicas de las políticas prácticas, de los titulares sensacionalistas de la prensa masiva, y de los temas y modas de los cambiantes estilos de vida y trabajo -una obligación de sentir el pulso bajo los eventos y percibir la dirección que están tomando: de desarrollar el espíritu y la conciencia que nos podrían permitir percibir los problemas y las oportunidades- y actuar sobre ellos.

  • Un llamado a la creatividad y a la diversidad
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  • 6. Una nueva forma de pensar se ha convertido en la condición necesaria para una vida y acción responsables. Evolucionar significa fomentar la creatividad en todas las personas en todo el mundo. La creatividad no es una dotación genética sino cultural de los seres humanos. La cultura y la sociedad cambian rápido mientras que los genes cambian lentamente: no más de la mitad del uno por ciento de la dotación genética humana es posible que cambie en un siglo completo. De ahí que la mayoría de nuestros genes daten de la edad de piedra o antes; podrían ayudarnos a vivir en las selvas de la naturaleza pero no en las selvas de la civilización. El entorno económico, social y tecnológico de hoy es creación nuestra, y sólo la creatividad de nuestra mente –nuestra cultura, espíritu y conciencia- podría permitirnos hacerle frente. La genuina creatividad no queda paralizada cuando encuentra problemas inusuales e inesperados, sino que los enfrenta abiertamente. Cultivarla es una precondición para encontrar nuestro camino hacia una sociedad interconectada globalmente en la que individuos, empresas, estados y la familia total de pueblos y naciones puedan vivir juntos de manera pacífica y cooperadora, y con beneficio mutuo.
  • 7. La diversidad sustentada es otro requisito de nuestra época. La diversidad es básica para todas las cosas en la naturaleza y en el arte: una sinfonía no puede estar compuesta en un tono o incluso ser tocada en un solo instrumento: una pintura debe tener muchas formas y quizás muchos colores; un jardín es más bello si contiene flores y plantas de muchos tipos diferentes. Un organismo multicelular no puede sobrevivir si es reducido a un solo tipo de célula –aún las esponjas desarrollan células con funciones especializadas-. Y organismos más complejos tienen células y órganos de una gran variedad, con una gran amplitud de funciones mutuamente complementarias y exquisitamente coordinadas. La diversidad cultural y espiritual del mundo humano es tan esencial como la diversidad en la literatura y el arte. Una comunidad humana debe tener miembros que sean diferentes unos de otros no sólo en edad y sexo; sino también en personalidad, color y creencias. Sólo entonces sus miembros pueden realizar las tareas que cada cual hace mejor, y complementarse unos con otros para que el todo que conforman pueda crecer y evolucionar. La emergente sociedad global tendría gran diversidad si no fuera por la indeseada e inconveniente uniformidad introducida por un puñado de culturas y sociedades. Igual que la diversidad de la naturaleza es amenazada por el cultivo de sólo una variedad o unas pocas variedades de siembra, y la crianza de sólo un puñado de especies de animales, así la diversidad del mundo de hoy es puesta en peligro por el dominio de una, o a lo sumo unas pocas, variedades de culturas y civilizaciones.
  • 8. El mundo del siglo 21 será viable sólo si mantiene los elementos esenciales de la diversidad que siempre han distinguido a las culturas, las creencias, y los órdenes económicos, políticos y sociales. Sustentar la diversidad no significa aislar pueblos y culturas unas de otras: exige el contacto y la comunicación internacional e intercultural con el debido respeto de las diferencias, creencias, estilos de vida y aspiraciones de cada cual. Sustentar la diversidad tampoco significa preservar la desigualdad, ya que la igualdad no reside en la uniformidad sino en el reconocimiento del valor y dignidades por igual de todos los pueblos y culturas. Crear un mundo diverso, y a la vez equitativo e intercomunicado, exige mucho más que sólo sobrellevar la igualdad y que sólo tolerar las diferencias de cada cual. Dejar que los demás sean lo que deseen “siempre que no sea en mi patio trasero” son actitudes bien intencionadas pero inadecuadas. Igual que los diversos órganos en un cuerpo, los diversos pueblos y culturas necesitan trabajar juntos para mantener el sistema total del que forman parte, sistema que es la comunidad humana en esta morada planetaria. En la última década del siglo 20, las diferentes naciones y culturas deben desarrollar la compasión y la solidaridad que podrían permitirnos a todos ir más allá de una postura de tolerancia pasiva para trabajar activa y complementariamente unos con otros.

  • Un Llamado a la Responsabilidad
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  • 9. En el transcurso del siglo 20 las personas de muchas partes del mundo se han hecho conscientes de sus derechos así como de muchas violaciones persistentes de ellos. Este desarrollo es importante, pero en sí mismo no es suficiente. En los años que restan de este siglo debemos también hacernos conscientes del factor sin el cual ni los derechos ni otros valores pueden ser efectivamente salvaguardados: nuestras responsabilidades individuales y colectivas. No tenemos posibilidades de crecer hacia una familia humana pacífica y cooperadora a menos que nos convirtamos en actores social, económica y políticamente responsables.
  • 10. Nosotros, los seres humanos, necesitamos más que alimento, agua y abrigo; más aún que trabajo remunerado. auto-estima y aceptación social. También necesitamos algo por que vivir: un ideal que alcanzar, una responsabilidad que aceptar. Puesto que somos conscientes de las consecuencias de nuestras acciones, podemos y debemos aceptar responsabilidades por ellas. Dicha responsabilidad es más profunda de lo que muchos de nosotros pueden pensar. En el mundo de hoy todas las personas, sin importar dónde vivan o qué hagan, se han convertido en responsables de sus acciones como individuos privados; ciudadanos de un país; colaboradores en los negocios y la economía; miembros de la comunidad humana; y personas dotadas de una mente y una conciencia.
    -Como individuos, somos responsables de buscar nuestros intereses en armonía con, y no a costa de, los intereses y el bienestar de otros; responsables de condenar e impedir cualquier forma de matanza y brutalidad; responsables de no traer más niños al mundo que los que verdaderamente necesitamos y podemos mantener, y de respetar el derecho a la vida, el desarrollo y un estatus y dignidad iguales para todos los niños, mujeres y hombres que habitan la Tierra.

    -Como ciudadanos de nuestro país, somos responsables de exigir que nuestros líderes transformen sus espadas en arados y se relacionen pacíficamente con otras naciones en un espíritu de cooperación; que reconozcan las legítimas aspiraciones de todas las comunidades de la familia humana; y que no abusen de los poderes soberanos para manipular a la gente y el medio ambiente para fines miopes y egoístas.

    -Como colaboradores en los negocios y actores en la economía, somos responsables de asegurar que los objetivos corporativos no se centren únicamente en la ganancia y el crecimiento, sino que incluyan la preocupación porque los productos y servicios respondan a las necesidades y exigencias humanas sin dañar a las personas y deteriorar la naturaleza; que no sirvan fines destructivos y designios inescrupulosos; y que respeten los derechos de todos los empresarios y empresas que compiten en el mercado global.

    -Como miembros de la comunidad humana, es nuestra responsabilidad adoptar una cultura de la no-violencia, la solidaridad y la igualdad económica, política, y social, promoviendo la comprensión y el respeto mutuo entre pueblos y naciones iguales o diferentes a nosotros exigiendo que, por doquier, todas las personas deberían ser potenciadas para poder responder a los desafíos que enfrentan con los recursos materiales, y también espirituales, requeridos para esta tarea sin precedentes.

    -Y como personas dotadas de una mente y una conciencia, nuestra responsabilidad es alentar la comprensión y la apreciación de la excelencia del espíritu humano en todas sus manifestaciones, e inspirar asombro y admiración por un cosmos que produjo la vida y la conciencia, y ofrece la posibilidad de su evolución continua hacia niveles cada vez más elevados de intuición, entendimiento, amor y compasión.

  • Un llamado a la Conciencia Planetaria
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  • . En la mayoría de los lugares del mundo, el potencial real de los seres humanos está tristemente subdesarrollado. La manera en que los niños son criados degrada sus facultades para el aprendizaje y la creatividad; la manera en que la gente joven experimenta la lucha por la supervivencia material produce frustración y resentimiento. En los adultos esto conduce a una variedad de comportamientos compensatorios, adictivos y compulsivos. El resultado es la persistencia de la opresión política y social, la guerra económica, la intolerancia cultural, el crimen, y la indiferencia hacia el medio ambiente. La eliminación de las enfermedades y frustraciones sociales y económicas exige un considerable desarrollo socio-económico, y eso no es posible sin una mejor educación, información y comunicación. Estas, sin embargo, están bloqueadas por la ausencia de desarrollo socio-económico, de manera que se produce un círculo vicioso: el subdesarrollo crea frustración y la frustración, al dar lugar a comportamientos deficientes, bloquea el desarrollo.
    Este ciclo debe ser roto en su punto de mayor flexibilidad, y éste es el desarrollo del espíritu y la conciencia de los seres humanos.

    Lograr este objetivo no es anticiparse a la necesidad del desarrollo socio-económico con todos sus recursos financieros y técnicos, sino que exige una misión paralela en el campo espiritual. A menos que el espíritu y la conciencia de las personas evolucionen hacia la dimensión planetaria, los procesos que caracterizan el sistema globalizado sociedad/naturaleza se intensificarán y crearán una onda de choque que puede comprometer completamente la transición hacia una sociedad global pacífica y cooperadora. Esto sería un revés para la humanidad y un peligro para todos, El emergente espíritu y conciencia humana es la primera causa decisiva compartida por la totalidad de la familia humana.
  • 12. En nuestro mundo la estabilidad estática es una ilusión, la única permanencia está en el cambio y la transformación sustentable. Hay una constante necesidad de guiar la evolución de nuestras sociedades para así evitar los quiebres y progresar hacia un mundo donde todas las personas puedan vivir en paz, libertad y dignidad. Tal guía no proviene de los profesores y las escuelas, ni aún de los líderes políticos y empresariales, aunque su compromiso y papel son importantes. Esencial y decisivamente proviene de cada persona por sí misma. Un individuo dotado de conciencia planetaria reconoce su papel en el proceso evolucionario y actúa responsablemente a la luz de su percepción.
    Cada uno de nosotros debe comenzar consigo mismo para amplificar su conciencia hacia esta dimensión planetaria; sólo entonces podemos llegar a ser agentes responsables y activos del cambio y transformación de nuestra sociedad.
    La conciencia planetaria es saber y también sentir la interdependencia decisiva y la unicidad esencial de la especie humana, y la adopción consciente de la ética y el ethos que esto impone. Su evolución es el nuevo imperativo para la supervivencia humana en este planeta.
Aprobación
Como Firmante oficial mediante este acto pongo mi firma, indicando mi aprobación y adopción del Manifiesto sobre el Espíritu de la Conciencia Planetaria, en la formulación fechador el 27 de Octubre de 1996 en la ciudad de Budapest.
S.S. el Dalai Lama Dr. Pir Vilayat Inayat Khan H.E. Czingis Aitmatov Dr. Edgar Mitchell Dr. A.T. Ariyaratne Prof. Edgar Morin Prof. Thomas Berry Prof. Robert Muller Dr. Riane Eisler Dr. Peter Russell H.E. Vigdís Finnbogadóttir H.E. Karan Singh H.E. Árpád Göncz Prof. Elie Wiesel Prof. Willis Harmann Ms. Betty Williams.

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