lunes, 4 de julio de 2011

La ecuación de decisión desde la ACT.

¿Por qué evitamos la ecuación de decisión?.


Act3

I. Introducción.
La Terapia de Aceptación y Compromiso ACT es un modelo de terapia que fue desarrollada fundamentalmente, entre otros, por el Dr. Steven C. Hayes (Profesor del departamento de psicología de la Universidad de Nevada, Carmen Luciano (Directora técnica del Instituto ACT y directora del Máster en Terapias Contextuales)  y Kelly Wilson (profesor asociado de la Universidad de Mississippi) desde finales del siglo XX y ya es considerado un aporte fundamental para la psicología clínica. Se enmarca dentro de las terapias de 3ª generación del enfoque cognitivo-conductual de la psicología, que ha incluido la importancia del contexto (cognitivo-conductual-contextual) y de los valores en su perspectiva. Para la ACT lo más importante es dirigirse según la propia, individual e intransferible dirección valiosa.

II. La ACT
Para la ACT, el contexto tiene gran importancia, ya que en según qué situaciones (familia, pareja, trabajo, relaciones sociales) tendremos una forma valiosa y particular de actuar que tiene que ver con nuestros valores en general.
También tiene especial relevancia el lenguaje que utilicemos, ya que muchas reacciones de nuestro cuerpo están mediadas por lo que oiga.

La Terapia de Aceptación y Compromiso se utiliza en dificultades tales como la ansiedad y las preocupaciones, las adicciones, los miedos, las obsesiones o la insatisfacción vital y describe estos problemas como procesos que tienen que ver con la evitación o intento de control excesivo de las experiencias externas e internas (pensamientos, emociones, recuerdos, valoraciones…) indeseadas.

Cuando estos comportamientos se “descontrolan” entramos en un círculo vicioso en el que podemos desarrollar el “trastorno de evitación experiencial” descrito  en este modelo de terapia.

Desde la ACT se abordan estos problemas a través del contacto con el yo interior y la clarificación y redefinición de los valores propios, haciendo especial hincapié en la dirección valiosa, es decir, en la forma de conseguirlo que cada uno, individualmente, da valor.

La ACT nos habla de aceptar nuestras emociones, pensamientos y sentimientos sin  juzgarnos, como primer paso para cambiarlas. Nos dice que es más fácil trabajar por nuestros objetivos y estados de ánimo según nuestros valores que luchar contra nuestros pensamientos y emociones, ya que esto último no funciona.

La ACT no implica conformarse o plegarse a una realidad impuesta, sino aceptar que las situaciones complicadas y las sensaciones incómodas pueden ser señales  que nos impulsen a trabajar desde la responsabilidad, entendida como la capacidad de responder a las situaciones con habilidad, teniendo claro qué es lo que queremos y lo que no queremos.

La clarificación de valores es un proceso íntimo, personal e intransferible y está supeditada a la introspección personal, al contacto con el yo interior. El papel del psicólogo/a debe ser facilitar este proceso, cuidándose mucho de interferir o de “aconsejar” cuáles son los valores correctos. Es fundamental respetar la decisión personal sin juzgar.

III. La Evitación en la Ecuación de decisión
Cuando intentamos evitar un problema, evitamos también su análisis y tentativas de solución  más o menos adecuadas y de las que se puede seguir aprendiendo. En el fondo, cuando evitamos la resolución del problema no decidimos en libertad. Otra cuestión sería, si después de analizar la situación decidimos que lo mejor es no intervenir, esperar o eludir, que también es decidir.
Al evitar reducimos nuestra ansiedad y preocupación a corto plazo y eso permite cierto alivio, pero poco a poco va aumentando una sensación de incertidumbre que deja tras de sí. Cuando ya no podemos tolerar la incertidumbre o el problema “estalla” en nuestras narices no queda más remedio que actuar y la mayoría lo hacemos. Ahora bien, de haber analizado y buscado soluciones a la preocupación que nos haya causado ansiedad o preocupación, pasamos a intentar manejar el control “como podemos”, a veces impulsivamente y eso no facilita que el resultado sea el esperado.

Cuando pasamos a analizar una preocupación hay un momento, normalmente al principio, que la ansiedad sube. Si somos conscientes de ello, sabremos que si seguimos adelante posiblemente iremos dando con posibles soluciones que generan cierto alivio y que reducirán el nivel de preocupación y la incertidumbre.

Si una persona está conectada con sus propios valores (individuales e intransferibles), que están relacionados con su yo interior, suele aceptar la incomodidad o la preocupación desde la serenidad, el afrontamiento activo y la elección consciente de su dirección valiosa, encontrando después recompensa a ese sufrimiento simplemente porque se comportó según sus propios valores, más que por el resultado.

Es importante diferenciar entre distraerse y evitar. Cuando estamos agitados es conveniente intentar distraerse y posteriormente relajarse para poder afrontar la solución del problema con perspectiva y en conexión con los propios valores. La diferencia es que el que se distrae acaba dirigiéndose a la resolución de problemas y quién evita pues como ya se queda más tranquilo aparentemente, prefiere no volver a mirar.

Cuando intentamos evitar un problema y/o controlar un pensamiento o una emoción a toda costa (decimos con rabia “no quiero pensar en esto”, “no quiero sentir esto que estoy sintiendo ahora mismo”) estamos dirigiendo la atención precisamente a lo que no queremos y se produce un efecto paradójico. Cuanto menos quieres pensar en algo más lo piensas ya que le prestas atención; por eso distraerse funciona, porque dejas que se vayan, mientras se presta atención a lo que sí quieres.
Cuando evitamos o intentamos controlar lo que no se puede controlar estamos utilizando una solución que no es útil para nuestros problemas y eso se puede convertir en un problema en si mismo. En estas ocasiones el problema mismo se convierte precisamente en el intento directo de control de algo que no se puede controlar “directamente”, a la fuerza.  Es como intentar salir de un hoyo cavando… A veces nos esforzamos con valor y ahínco en esa dirección y lo que conseguimos es que el agujero se haga más grande y en vez de cavar con una pala lo estemos haciendo con una excavadora. A veces, uno va al psicólogo/a porque no puede más y espera que éste le consiga una máquina excavadora más grande…pero la evitación no es la solución en estos casos, se ha convertido en el problema en si.

Al distraernos solemos iniciar actividades agradables que incluso pueden desembocar en un flujo emocional positivo (flujogénesis) y así es más fácil afrontar el problema y las soluciones, dando tiempo a que el hemisferio derecho pueda participar en la definición del problema y su solución.

Algunos ejemplos de actividades que ayudan a distraerse pueden ser (hablar con alguien de otros temas, leer algo divertido, tocar un instrumento musical, trabajos de bricolaje …). Cada uno tiene sus gustos y preferencias como tiene su propia dirección valiosa, que es personal.

La solución de la ecuación de decisión es una “solución de problemas” que depende íntimamente del contexto, de las circunstancias de cada situación. Al intentar resolver cada ecuación tendremos un resultado y algunas cosas nos gustarán más y otras menos.

En ocasiones queremos decidir cuanto antes si lo hemos hecho “bien” o “ mal” y eso depende de la sensación de  “éxito” o “fracaso” que percibamos dentro de nosotros. A veces pensamos que somos “buenos” o “malos” en base a esa sensación y nos juzgamos. Realmente sólo podemos  acercarnos a saber esto pasado mucho tiempo y esa opinión puede ir variando con el tiempo si la situación nos ha ayudado en nuestro crecimiento personal, independientemente de si nos gustó más o menos el resultado.

Una opción razonable es analizar los intentos de solución de problemas (o ecuaciones de decisión) y preocupaciones  como “resultados”, no como éxitos o fracasos y decidir qué es lo que me ha gustado y quiero de ese resultado y qué no; en qué medida converge con nuestra actitud deseada. Para eso es útil tomar distancia de nuestros procesos desde una posición de observador, entrar en contacto con nuestro yo interior y nuestras verdaderas necesidades y decidir en consonancia cómo vamos a actuar, valorando el esfuerzo en comportarnos conforme a nuestra dirección personal valiosa por encima incluso del resultado.

Jesús Mendieta Martínez. (División DKG) StarViewerTeam International 2011.

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