miércoles, 6 de julio de 2011

Si no gustas como persona, no hay negocio que valga.

Sí, sí…en teoría, la elección de los proveedores busca ser objetiva, pero esa objetividad suele aplicar únicamente entre los candidatos que se consideran agradables para el trato del día a día.
Y este hecho no es ni justo ni injusto…reconócete que tú podrías llegar, en mayor o menor grado, también a actuar así.

Algunas culturas llevan este intento de conectar y agradar al cliente al extremo, y fuerzan la sonrisa continua y las frases hechas colmadas de educación. Pero cuanto más experiencia tiene la persona que decide, más tiende a guiarse por su intuición y por el olfato de la persona auténtica que tiene enfrente.

Por eso, la mejor manera de conectar con un cliente y de optar a un nuevo negocio es contar con una actitud de escucha y de agrado sincera, ligada al deseo de abrirse a nuevos proyectos, de perfeccionarse y de aprender con cada nuevo cliente.

Es transmitir que uno está comprometido con las necesidades de la persona que tiene enfrente, y comunicar que la persona le importa de verdad. Es establecer una relación profesional y personal genuina, basada en la ética.
Con este enfoque la sonrisa y el buen humor en el trato vienen dados – y los negocios se concretan.

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